Congeladas
Lavamos cada rama y la extendemos sobre papel absorben, evitando que quede humedad en la superficie. Separamos las hojas de los tallos y guardamos en una bolsa de congelación, sacamos la máxima cantidad posible de aire, cerramos y etiquetamos. Podemos conservar en el congelador durante al menos seis meses. Este método es especial idóneo para las hierbas de hoja dura como el tomillo, el romero o el laurel.
Secas
Si tenemos un espacio al aire libre, podemos utilizar el método tradicional de secado solar, que consiste en extender las hierbas aromáticas o las especias sobre un lienzo y dejarlas al sol, retirarlas a cubierto cuando llega la noche o cuando amenaza lluvia y repetir la operación tantas veces como sea necesario.
Otro método de secado es hacer manojos, o ramilletes, atarlos con un cordel y colgarlos boca abajo, en un sitio bien ventilado, pero protegido de sol y de humedad.
Si queremos secar un manojo rápidamente, podemos hacerlo en tan solo treinta segundos con la ayuda del microondas, colocando un puñado de hojas junto a un vaso de agua. Es posible que según el grosos de la hoja necesitemos un par de sesiones de treinta segundos más.
En aceite o vinagre
Conservar en aceite o vinagre es uno de los métodos más tradicionales que existen, para ello solo tenemos que lavar y picar las hierbas aromáticas, introducir una buena cantidad en un tarro y cubrirlo con aceite o con vinagre. Guardaremos en un lugar fresco y seco. Intentaremos que tanto el aceite como el vinagre que utilicemos para este tipo de conserva sea de sabor lo más neutro posible. Así podremos disfrutar también de un aceite y de un vinagre aromatizado.
En salazón
En un tarro vamos alternando capas de sal gorda, con capas de hojas troceadas de hierbas. Mantendremos cerrado y guardado en lugar seco y fresco, siempre fuera de la nevera. Cuando necesitemos utilizarlas les quitamos la máxima cantidad posible de sal y utilizamos, básicamente para cocina salada.
En pesto
Este método es recomendable para las hierbas de hoja tierna como lo pueden ser la albahaca, la menta o el perejil. Es preferible a la congelación debido a que contienen gran cantidad de humedad. Una vez hecho el pesto, podemos hacer conserva, guardándolos en botes de cristal y esterilizándolos o podemos guardar en recipientes pequeños de plástico y congelarlo.
Para hacer la salsa, solo tenemos que mezclar en la trituradora un puñado de frutos secos (piñones, nueces, avellanas o almendras), sal, un trozo de queso Parmigiano-Reggiano y aceite de oliva en abundancia.
En alcohol
Y aunque no sea una hierba, si un día nos encontramos con un excedente de jengibre fresco, podemos ponerlo en un frasco o bote con vodka incoloro y de sabor neutro. Se conservan durante muchos meses. Este método también sirve para cualquier especia o raíz fresca.
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