La cocina es la parte de la casa que más consume. Una vivienda consume una
media de 4000 kilovatios al año. De esa cantidad, electrodomésticos como el
frigorífico, la vitrocerámica y el lavavajillas se llevan la friolera del
treinta por ciento.
Mucha de la culpa de nuestra (alta) factura de la luz es de la cocina.
Pero no sólo debemos tener cuidado al cocinar para no gastar mucho, consumir
menos electricidad ayuda a proteger el planeta y reducir su huella
ecológica.
Gas o
electricidad
Las cocinas más eficientes
son las de gas, luego las de inducción y, por último, las vitrocerámicas. Por
otro lado, las que más consumen son las eléctricas con resistencia.
Mientras que para calentar
un litro de agua de 15 ºC a 90 ºC con una encimera eléctrica son necesarios
0,20 kWh, una placa de inducción usará 0,14 kWh y una de gas solo 0,13 kWh. Por
lo tanto, si consumen menos kilovatios/hora, serán más económicas.
Protegiendo el planeta
La vitrocerámica eléctrica
es más barata, fácil de limpiar y más segura. Sin embargo, es la más
ineficiente, ya que genera mucho calor residual. Por ello, lo mejor para
ahorrar dinero es el gas, ya que hay que tener en cuenta que el gas es mucho
más económico que la luz.
Las placas de inducción
consumen hasta un 20 % menos de energía por lo que serán mucho mejores para el
planeta al requerir una menor producción de energía.
Dióxido de carbono
Si lo que buscamos es que se
reduzca la emisión de este gas, culpable (entre otras cosas) del cambio
climático, la mejor opción será el gas.
En una cocina de gas natural tan solo se emiten unos 200 gramos de CO2 por cada
kWh, frente a los 450 gramos que produce la vitrocerámica y los 360 gramos de
las placas de inducción.
Mientras que las emisiones
de CO2 a la atmósfera de las cocinas de gas se producen durante la quema
directa del gas en la cocina, la contaminación en el caso de los fogones que
funcionan con electricidad tiene su origen en las centrales térmicas necesarias
para generar la energía.
Reducir gasto y emisiones
Para cocinar es más
eficiente utilizar los electrodomésticos en el siguiente orden: microondas,
cocina con olla a presión y horno.
Es bueno usar un recipiente
que sea un poco mayor que el tamaño del fuego ya que aprovechará el calor de la
cocina y no se perderá nada, algo que ocurriría si usamos un recipiente menor
que el fuego.
Para reducir las emisiones
en sistemas que usan la energía eléctrica podemos usar cazuelas con fondo
grueso difusor, consiguiendo así una temperatura más igualada en todo el
recipiente.
El calor residual de las
cocinas eléctricas, excepto las de inducción, también puede se puede
aprovechar, por lo que apaga un poco antes el fuego y que se termine de cocinar
con él.
El horno es lo que menos hay
que usar, así que hazlo sólo cuando sea totalmente necesario. Aquí es
importante cocinar varios alimentos a la vez, aprovechar su capacidad al máximo
y no precalentar el horno si lo vamos a usar por un tiempo superior a una hora.
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