Colores cálidos, sabores intensos, platos contundentes y reconfortantes… La llegada del otoño marca el inicio de un cambio en el recetario, una transformación a la que acompañan maridajes que despiertan los sentidos. Como en cualquier otra época del año -pero especialmente para acompañar los matices de las carnes de caza, la calabaza o las setas-, el vino en otoño se convierte en el aliado perfecto para realzar cada una de estas exquisiteces.
¿No tienes claro cómo un buen maridaje puede llevar a tu paladar a otro nivel? Entender cómo los aromas del vino y los propios sabores del vino pueden complementar, equilibrar o intensificar los platos es la base para crear experiencias gastronómicas inolvidables.
Setas: un tesoro del bosque
Las setas son un ingrediente característico de esta época del año, con su textura suave y su sabor terroso, que maridan a la perfección con vinos de otoño con cierta estructura y complejidad. Ya sean salteadas con un poco de ajo o en recetas más elaboradas, como un risotto de boletus, requieren vinos que resalten lo que muchos consideran su carácter ‘umami’.
Para este tipo de platos, los vinos tintos como un Pinot Noir son ideales. Este vino, de cuerpo medio y con toques de frutos rojos y especias suaves, aporta frescura y un contraste elegante a la terrosidad de las setas. Un Bassus Pinot Noir o un Castillo Monjardin Pinot Noir El Cerezo, por ejemplo, pueden ser un buen maridaje de vinos para estas propuestas.
Calabaza: dulzura y cremosidad
Su dulzura natural y textura cremosa hacen de la calabaza un ingrediente perfecto para cremas, purés y platos al horno, pero también para acompañarse por vinos de otoño. Su sabor suave y ligeramente dulce requiere un maridaje de vinos que equilibre estos matices. Los espumosos o los vinos blancos pueden ser alternativas de lo más interesantes.
Para acompañar una crema de calabaza con un toque de jengibre, por ejemplo, un vino blanco con buena acidez y cierto cuerpo es una excelente opción. Los aromas de vino blanco fresco, como los que ofrece un Chardonnay, ayudan a equilibrar la dulzura del plato sin sobrecargar el paladar. Aunque también puede resultar muy sugerente un maridaje con vino blanco Verdejo, con sus notas cítricas y herbáceas que realzan la calabaza sin eclipsar su delicado sabor.
Carnes de caza: intensidad y carácter en cada bocado
El otoño también es temporada de caza, y platos como el estofado de jabalí, el ciervo asado o la perdiz con vinos tintos son clásicos de esta época. Eso sí, las carnes con vino tinto requieren un vino robusto que esté a la altura de su intensidad. Los vinos para carnes rojas como el jabalí o el ciervo deben tener cuerpo, taninos firmes y una buena estructura para acompañar la riqueza de estos platos. Un vino para carne ideal es un buen Tempranillo o un Syrah, que, con sus sabores profundos de frutas maduras, especias y un toque de roble, combinan perfectamente con las carnes de caza.
Pero ¡ojo! Aunque el vino blanco para carne no es lo más habitual, algunos maridajes con aves de caza como la codorniz o el pato funcionan sorprendentemente bien con blancos con cuerpo, como un Viognier o un Chardonnay. Estos vinos tienen la capacidad de aportar frescura y resaltar los sabores más delicados de las aves, sin opacar su jugosidad.
En esta temporada de sabores intensos y acogedores, ¿te atreves a encontrar el vino otoño adecuado para acompañar tus platos y elevar la experiencia gastronómica a otro nivel?
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